viernes, 8 de junio de 2007

Windows Starter Edition: El Windows de los Pobres

Me he tomado el atrevimiento de replicar este artículo contenido en http://www.elfrancotirador.cl/ para incorporarlo en mi blog...

Su autor es Christian F. Leal Reyes.

Starter Edition: El Windows de los pobres

Existen cosas que me molestan, cosas que me enfadan, cosas que me producen rabia… y esta.

Microsoft Windows Starter EditionComo muchos recordarán, hace ya casi dos años escribí para Mouse un artículo sobre el entonces recién estrenado sistema operativo de Microsoft, Windows Starter Edition. No se trató de un artículo cualquiera, por un lado, por ser uno de los textos que más trabajo me ha requerido escribir, pero principalmente porque debo haber sido uno de los únicos periodistas del planeta que le dio una crítica positiva al nuevo software.

Es que yo entendía a Microsoft.

Para quienes desconozcan el tema, Windows Starter Edition es una versión especial del sistema operativo que incorpora cambios estéticos y limitaciones con el fin de resultar más sencillo a los usuarios que recién se introducen en el mundo de la computación. Por lo mismo, su conformación fue fruto de varias investigaciones en terreno con países en desarrollo, en asociación a gobiernos como el de Tailandia.

¿De qué limitaciones hablamos exactamente? Pues entre otras:

  • Posibilidad de abrir un máximo de tres programas al mismo tiempo (o bien tres ventanas por aplicación).
  • No se pueden crear cuentas de usuario.
  • Íconos más grandes e imposibilidad de mover la barra de tareas.
  • Apariencia del escritorio limitada a un tema regional.
  • Imposibilidad de conectarse a una red casera o de oficina (LAN).
  • No permite compartir la conexión a Internet.
  • Pantalla restringida entonces a 800×600 (ahora 1024×768).
  • Disponible sólo en 32-bits (no en 64-bits).
  • Ejecución restringida a computadores de gama baja (por ejemplo, con un máximo de 256 MB de RAM).

Y aunque a primera vista estas características suenan a un Windows “Light” (que algunos también han descrito como “mutilado”) y son resistidas por los analistas, para mí siguen teniendo sentido.

Seguro, para nosotros sería un infierno trabajar con un sistema así, pero piensen en un usuario de la tercera edad, un usuario rural, un niño pequeño, es decir, un usuario sin experiencia. Todas estas limitaciones le ayudan a enfocarse en interactuar con la máquina sin riesgo a desconfigurar algo o desorientarse.

Aquella vez, Eduardo Pooley me decía que la idea era que los usuarios siempre encontraran la computadora “tal como la dejaron”, y créanme que cobra mucho sentido cuando recuerdo la frustración que sienten mis padres cada vez que uno de mis hermanos “redecora” el PC.

Microsoft Windows Starter EditionIncluso la polémica medida de no abrir más de tres ventanas puede ser útil si consideramos que muchos usuarios de la tercera edad no dominan bien el concepto. ¿Han observado a un abuelito manejar un PC? Usualmente - no todos - cierran un programa para abrir otro. Cuesta mucho que usen la barra de tareas.

Así es. Pueden decirme tozudo, pero sigo creyendo firmemente que Windows Starter Edition es una excelente forma de acercar a los no iniciados a la informática, en un ambiente más regulado, con menos riesgos.

Lo malo es que comienzo a sentirme traicionado.

Tal como han dicho los representantes de Microsoft en múltiples declaraciones, Windows Starter Edition es un producto especial, generado para integrar planes gubernamentales en paliación de la brecha digital. De hecho, esa fue la excusa para no venderlo en forma independiente, sino sólo de embarcarlo en PCs de bajo costo que se harían llegar a las familias pobres mediante subsidios.

¿El problema? Que eso no está sucediendo.

No se requiere gran perspicacia para darse cuenta que, desde hace meses, las grandes tiendas de nuestro país se abarrotan con computadoras de escritorio y portátiles de gama baja, que incluyen Windows XP Starter Edition o Windows Vista Starter Edition como sistema operativo.

Basta entrar a los portales de Falabella, Paris o Ripley para darse cuenta que casi todos sus computadores en oferta (bajo el sello de Olidata) poseen Starter Edition. No hablamos de políticas sociales: son máquinas - con pago a varios años plazo - apuntadas a estudiantes, familias de escasos recursos y pymes.

Y es justo aquí donde los beneficios del software comienzan a transformarse en una cruel ironía, sencillamente porque ese no es el público al que estaba destinado.

Claro, de vuelta en 2005 todos sabíamos que Mi Primer PC era un negociado, pero al menos había disimulo. Se suponía que eran PCs para usuarios nóveles, que incluían clases inútiles pero introductorias. Esta vez, los computadores se orientan justo a los usuarios que requieren más posibilidades, más productividad… ¡no limitaciones!

Cual oráculo, Gartner lo vaticinaba en 2004: “Muchos ciudadanos que no poseen un PC ya están familiarizados con su uso gracias a los cibercafés y las escuelas. Windows Starter Edition significa una frustración para esos usuarios al no entregarles la misma experiencia de calidad debido a sus limitaciones”.

Microsoft Windows Starter Edition

La jugada no tiene sentido. ¿Estudiantes que no pueden abrir más de tres ventanas de una aplicación?, ¿pequeños empresarios que no pueden conectar el PC a una red casera o de oficina? ¿familias completas cuyo único PC no permite crear cuentas de usuario?…

Peor todavía, una familia que con esfuerzo logra comprar un computador tiene derecho a esperar que su máquina los acompañe todo el tiempo posible. Entonces, ¿por qué Starter Edition les prohibe actualizar el procesador, agregarle más memoria RAM o cambiar a un mejor disco duro?

Más todavía, ¿por qué ni siquiera se les da la posibilidad de actualizar (legalmente) a una versión completa del sistema operativo, como sí se permite al resto de sus ediciones?

Intrigado por esta situación, visité varias tiendas fingiendo ser un comprador para hablar con los vendedores. Obtuve todo tipo de respuestas, desde quienes ni siquiera tenían idea sobre las limitaciones del software (o pretendían no tenerla) hasta otros que fueron más honestos, como un muchacho en Johnson’s que me aconsejó no adquirirlo por el mismo motivo.

Sin embargo, me quedo con la respuesta de un indiferente vendedor de Ripley, quien para mi sorpresa me sugirió una solución muy práctica: “le borra el sistema y le instala el que quiera”.

Paradojalmente, parece que Microsoft piensa lo mismo, tal como deducía Ars Technica en octubre del año pasado:

“El genio en la estrategia de Microsoft puede resumirse así: si los usuarios son particularmente propensos a piratear Windows XP Home o Professional, vender PCs de bajo costo con un sistema operativo mutilado pondrá dinero en los bolsillos de Microsoft sin necesidad de que la compañía ajuste los precios de sus productos principales.

Starter Edition parece tener un costo suficientemente bajo como para que los fabricantes (OEM) salten a bordo, lo que significa que independiente de lo que suceda después de la venta, Microsoft ya ha obtenido ingresos por la venta de ese PC. Y como saben, esta es la forma en que la compañía obtiene la mayor parte de sus recursos”.

Es probable que en el pasado haya pecado de ingenuo. Realmente pensé que Microsoft podía compatibilizar sus estrategias financieras (no le pido que haga beneficencia) con el desarrollo social, sin embargo este modelo de negocios es crueldad pura.

Cruel, porque restringe a quienes necesitan más herramientas para salir adelante. Cruel, porque los empuja a robar, es decir, a recurrir a la piratería. Pero sobre todo, cruel porque trata a nuestros ciudadanos de menos recursos como personas de segunda categoría, a quienes se vende un producto que (cuando se apunta a ellos) es innecesariamente modificado para ser de segunda categoría… sólo porque no tienen el dinero para pagar la experiencia completa.

¿Así que Microsoft quiere reducir la brecha digital? Entonces que deje de medir el éxito de sus programas “sociales” según ventas y el crecimiento de sus socios; luego, que embarque Starter Edition sólo en PCs orientados a principiantes y lo expenda en el comercio; y por último, que reduzca el precio de sus ediciones Home para entregar a cada usuario final una experiencia mínima de calidad.

Un Windows para usuarios sin experiencia es una iniciativa social.

Un Windows para pobres es menoscabar la dignidad de nuestra gente.

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